Hay dos citas bíblicas que quiero comentar “Yo soy el Señor de los cielos y de la tierra” (Deut. 10 14 y Isaías 45 12) “los hijos de la tinieblas son más astutos que los hijos de la luz” (Lc. 16 8)
Todos los poderes de este mundo están en manos del maligno. TODOS. Me refiero a poder político y económicos.
El mundo no está desorganizado, está muy bien controlado por las diversas logias masónicas.
Si analizas la historia, todos los liberadores de América Latina eran masones, TODOS. Mendizábal que quitó todos los bienes a la Iglesia en España eran masón. Los participantes del Pacto de San Sebastián que precedió a la Segunda República española eran masones. La quema de Iglesias y asesinato de religiosos que del 36 fue organizado por políticos masones.
Hoy en día, la masonería esta infiltrada de una u otra manera en casi todos los gobiernos del mundo. La misma ONU está controlada por la masonería.
La agenda 2030, mundo es un proyecto ambiguo que tiene un doble propósito, primero laicizar al mundo, segundo, segundo sustituir a la Declaración Universal de los Derechos humanos. Naturalmente ha sido redactada por políticos masones.
La misión de Colaboradores es conquistar el Poder con mayúsculas para Dios. No podemos ser ilusos, debemos conocer con quien nos enfrentamos.
Dos de las virtudes que deberán tener los miembros de Colaboradores será la valentía y el discernimiento. No sirven los dóciles, no sirven los sumisos, no sirven los aduladores. Sirven los astutos y los valientes.
El papel de los sacerdotes y religiosos será ofrecer criterio y discernimiento.
Los sacerdotes y religiosos de Colaboradores tienen que tener muy claro que no vamos a asesorar sólo a católicos, asesoramos a todas las personas de bien, incluidos los agnósticos y a ateos, porque ellos también pertenecen al Reino de Dios. Ni vamos a gobernar un mundo compuesto sólo por católicos. Vamos a gobernar para LOS HIJOS DE DIOS que serán repito, católicos, cristianos, musulmanes, agnósticos o ateos. Porque el Reino de Dios no se identifica con una religión.
El criterio de asesoramiento será la declaración universal de los derechos humanos, y para aquellos que sean católicos, se les asesorará en los valores y principios evangélicos.
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